Probablemente hay pocas personas que no hayan oído hablar de los cristales Swarovski. También habrá pocos que no se quedan maravillados del esplendor de los resultados de la talla del cristal de plomo.
En 1892 el joven Daniel Swarovski, hijo de un artesano de la talla de cristal en Bohemia, hoy Republica Checa, inventó y patentó una máquina que le permitía tallar el cristal con la máxima precisión.
Su visión era crear piedras de cristal que llenaran de alegría la vida de las personas, y mejorar constantemente lo que es bueno: un principio respetado por su compañía hasta el día de hoy.
Los valores corporativos de la empresa son: Resplandor, Alegría y Brillante abundancia.